El 66 % de los factores que determinan cuánto tiempo vivimos dependen del entorno y no de los genes. Son datos recogidos por
Molins a partir de un estudio de la Universidad de Oxford realizado entre medio millón de personas. Bajo el concepto de "
exposoma ", existen variables como la calidad del aire, el tabaquismo o las condiciones de vida como clave para la salud. Y entre ellos,
Molins destaca uno aún poco considerado: el entorno construido —los edificios que habitamos—, cuya influencia es directa y creciente.
Los edificios en los que vivimos pueden influir directamente en nuestra salud. La humedad, por ejemplo, a menudo es consecuencia de filtraciones, una ventilación deficiente o fugas, y puede agravar problemas respiratorios como el asma, la rinitis, las alergias y la bronquitis crónica, afectando de manera más intensa a niños y personas mayores.
Para asegurar una protección eficaz frente a las humedades, es esencial impermeabilizar correctamente las zonas expuestas. Esto no solo actúa como barrera contra el paso del agua hacia habitaciones adyacentes o pisos inferiores, sino que también contribuye a alargar la vida útil de los materiales y evitar su deterioro prematuro.
El deficiente aislamiento en los edificios representa otro de los puntos críticos, ya que afecta directamente tanto a la salud como al bienestar de las personas. Según
Construction Solutions de Molins, una envolvente mal aislada permite filtraciones de aire no controladas por la falta de hermeticidad, favoreciendo la acumulación de contaminantes no deseados. Esta situación puede provocar síntomas en las personas como dolores de cabeza, fatiga o dificultades para concentrarse.
Por contra, un aislamiento bien ejecutado mantiene una temperatura agradable durante todo el año, algo fundamental para personas con problemas respiratorios o cardiovasculares. También mejora la calidad del descanso y ayuda a reducir el estrés al disminuir el ruido del entorno.
Una forma eficaz de hacer frente a este problema es mediante un sistema SATE, diseñado para garantizar el máximo confort en la vivienda. Aporta altas garantías de seguridad y durabilidad, y entre sus principales ventajas destacan su permeabilidad al vapor de agua, su elevada resistencia a las fisuras y su capacidad para proteger frente a los agentes atmosféricos.
Más allá de lo visible, existen amenazas silenciosas. Es el caso del radón, un gas radiactivo que se libera de forma natural del subsuelo y que puede filtrarse en los edificios a través de su base. La Organización Mundial de la Salud lo considera la segunda causa de cáncer de pulmón, después del tabaco, y en España se estima que provoca más de 1.500 muertes al año. El Consejo de Seguridad Nuclear alerta de que más del 10 % de las viviendas superan los niveles de radón considerados seguros, lo que convierte su detección y control en una cuestión de salud pública.
Para mitigar sus efectos, se pueden realizar mediciones profesionales parte de organismos acreditados y también recurrir a membranas líquidas flexibles de base cementosa, capaz de aplicarse tanto por encima como por debajo del nivel freático, formando una barrera duradera y altamente eficaz.
"Desde Molins apostamos por soluciones constructivas que integren sostenibilidad, seguridad y salud. Trabajamos con materiales certificados, de baja emisión de compuestos orgánicos volátiles (COV), que no solo son seguros en su aplicación, sino también altamente duraderos. Parte de estas soluciones se agrupan en nuestra gama Susterra, diseñada para reducir la huella ambiental y mejorar las condiciones de habitabilidad. Porque construir bien también es cuidar de las personas", explica
Claudio Moral , Director de Desarrollo de Negocio del Canal de Obra de Construction Solutions de Molins.