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    23 Jul '25

    Campus ATP analiza la durabilidad sin mantenimiento como factor clave en alumbrado público

    La segunda entrega de la subserie Factores de decisión en alumbrado público, expone cómo materiales anticorrosión, sellado total y resistencia mecánica permiten instalaciones más fiables y sostenibles en condiciones adversas

    Conjunto ATP instalado junto al mar, operativo pese a la exposición directa al oleaje.
    Por qué la durabilidad sin mantenimiento es un factor crítico

    La eficiencia energética suele acaparar la atención al hablar de alumbrado público. Sin embargo, hay otro factor que impacta de forma directa en la sostenibilidad técnica y económica de un proyecto: la durabilidad del sistema sin necesidad de mantenimiento.

    Corrosión, salitre, humedad, radiación UV, actos vandálicos, polvo en suspensión, cambios térmicos bruscos… Todos estos agentes, presentes de forma habitual en exteriores, degradan con rapidez los materiales y componentes si no han sido correctamente seleccionados. En consecuencia, se generan interrupciones del servicio, gastos operativos inesperados y pérdida de fiabilidad.

    Bolardo ATP inmune a la corrosión, en contraste con cadenas metálicas fuertemente oxidadas.
    Este artículo explora cómo diseñar instalaciones que funcionen de forma continua y sin intervenciones periódicas, incluso en condiciones adversas, y qué elementos técnicos influyen directamente en esa durabilidad.

    La elección de materiales: una decisión estructural

    Uno de los puntos más críticos a la hora de garantizar la resistencia de un sistema de alumbrado es la composición de su estructura. Tradicionalmente se han empleado materiales como el acero o el aluminio, pero su comportamiento frente a la corrosión o al ambiente marino es limitado si no se protegen constantemente.

    Ensayo en cámara de niebla salina: prueba extrema de resistencia a ambientes agresivos.
    Existen, sin embargo, materiales específicamente desarrollados para resistir estas condiciones de forma permanente, sin necesidad de tratamientos adicionales. Es el caso de los polímeros técnicos de ingeniería, como los utilizados por ATP Iluminación (S7 y T5), que han sido ensayados con éxito en cámaras salinas, UV y climáticas:

    • El S7 se emplea en columnas y chasis, y ofrece inmunidad frente a la corrosión, estabilidad térmica, resistencia al fuego y nula conductividad eléctrica.

    • El T5, aplicado en difusores, permite una alta transmitancia lumínica, gran resistencia al impacto y estabilidad frente a la radiación solar.

    El uso de materiales de este tipo permite eliminar mantenimientos correctivos relacionados con oxidación, pérdida de estanqueidad o degradación estructural, incluso tras años de exposición directa a ambientes agresivos.

    Hermeticidad real: más allá del conjunto óptico

    Otro aspecto a menudo subestimado es la hermeticidad de la envolvente. Aunque muchas luminarias declaran grados IP elevados, estos se limitan en la práctica al compartimento óptico. Sin embargo, el polvo, la humedad o los insectos pueden infiltrarse por otras vías —juntas, tapas o uniones— si el diseño no contempla la protección integral.

    Comparativa tras ensayo: acero galvanizado corroído frente a tubo sinérgico ATP intacto.
    Algunas soluciones, como las desarrolladas por ATP, aplican el grado IP66 a toda la estructura: cuerpo, junta, difusor y puertas de registro. Además, utilizan sistemas robotizados de sellado continuo sin puntos de unión, lo que reduce al mínimo la posibilidad de pérdida de estanqueidad con el paso del tiempo.

    En entornos con humedad constante, lluvias frecuentes, salinidad o calima, este tipo de sellado integral supone la diferencia entre un sistema fiable y uno que comienza a fallar al cabo de pocos meses.

    Resistir el uso diario y el vandalismo: el papel del IK

    La resistencia a impactos es clave para la durabilidad, especialmente en entornos urbanos, deportivos o zonas peatonales. El estándar IK (según IEC 62262) clasifica la capacidad de un sistema para soportar golpes. El grado máximo, IK10, equivale a un impacto de 20 julios.

    En el mercado existen luminarias que no solo alcanzan este nivel, sino que lo superan con solvencia, tanto en el cuerpo como en elementos más vulnerables como difusores, columnas o puertas de registro. Algunas soluciones actuales se ensayan hasta los 50 julios de impacto, proporcionando una durabilidad que reduce drásticamente los costes por rotura o sustitución.

    Pruebas de resistencia UV: verificación de estabilidad y durabilidad ante radiación solar.
    Zonas costeras, un entorno especialmente hostil

    La proximidad al mar representa un desafío técnico muy exigente para cualquier producto expuesto a la intemperie. La combinación de salitre, humedad permanente, viento y radiación solar intensa acelera el proceso de corrosión en materiales metálicos, incluso cuando han sido tratados con recubrimientos protectores.

    En estos contextos, el mantenimiento suele incluir repintado periódico, inspecciones y reaplicación de tratamientos anticorrosión, lo que supone un coste elevado y recurrente para los municipios.

    Una estrategia alternativa consiste en utilizar materiales intrínsecamente inmunes a la corrosión, como los polímeros técnicos de ingeniería. Este tipo de soluciones no requieren pintura, barnices ni protección adicional: la resistencia está integrada en el propio material estructural.

    Luminarias ATP en pasarela marítima: eficiencia y durabilidad frente a entornos costeros.
    Ensayos de niebla salina prolongados (más de 2000 horas) han demostrado que estos materiales conservan su integridad física y visual incluso tras años de exposición directa. Esto permite contar con sistemas de alumbrado fiables y estables en puertos, paseos marítimos, playas y entornos litorales, sin necesidad de mantenimiento correctivo ni preventivo.

    No solo mecánica: durabilidad frente a sobretensiones

    Las luminarias LED, aunque eficientes, son sensibles a alteraciones eléctricas como sobretensiones transitorias por maniobras en red o descargas atmosféricas o electrostáticas. Este tipo de eventos puede provocar fallos prematuros, pérdida de componentes o degradación térmica.

    Algunas propuestas del mercado incorporan estrategias de inmunidad estructural, como:

    • Clase II sin puesta a tierra (evita canales de descarga).

    • Envolventes no metálicas (sin acumulación de cargas).

    • Arquitecturas internas protegidas y sin fisuras.

    Este enfoque reduce la necesidad de sustituir módulos dañados y protege la inversión en electrónica a lo largo de la vida útil del producto.

    Alumbrado ATP en entorno festivo: resistencia antivandálica frente a impactos.
    Menos intervenciones, menos recursos, menor impacto ambiental

    La durabilidad también es un factor de sostenibilidad. Cuantas menos veces haya que intervenir en una instalación, menor será su huella operativa: desplazamientos, generación de residuos, consumo de piezas y energía.

    Además, algunos fabricantes —como ATP— han optado por emplear materiales reciclables, mantener procesos productivos con certificación ambiental ISO 14001, y diseñar sistemas que reduzcan el deslumbramiento y preserven el cielo nocturno, lo que refuerza el impacto positivo del alumbrado a largo plazo.

    Respaldar lo técnico con compromiso y garantía

    La garantía ofrecida por un fabricante puede servir como referencia para evaluar la confianza en la durabilidad real de sus productos. En este sentido, una cobertura de 10 años sin condiciones restrictivas (humedad, salinidad, temperatura) es una señal clara de respaldo técnico, más allá de la teoría.

    Luminarias ATP operativas bajo calima densa: protección IP66+ contra polvo y arena.
    Durabilidad que se demuestra con el tiempo

    Una cosa es la vida útil estimada en fichas técnicas. Otra muy distinta es la que se verifica después de años en la vía pública, sin mantenimiento ni incidencias. La durabilidad real no es una promesa comercial: es el resultado de cada decisión técnica tomada desde el diseño, los materiales, la hermeticidad o la protección estructural.

    Para los responsables de alumbrado, este factor no es secundario: puede condicionar por completo la eficiencia global de un proyecto y la percepción de calidad del servicio.
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