La
Confederación Nacional de la Construcción (CNC) lamenta que más de siete de cada diez encargos a medios propios por parte de las Administraciones Públicas se concentran en 14 empresas. En concreto, el 71,04% de los 3.346 encargos realizados a medios propios en 2022, lo que evidencia un abuso y una falta de concurrencia que amenaza la competencia empresarial y compromete la ejecución de los fondos europeos y los objetivos del Plan de Recuperación.
Se trata de los datos más recientes que la patronal ha extraído del informe La publicidad de los encargos a medios propios, elaborado por la Oficina Independiente de Regulación y Supervisión de la Contratación (OIReScon), dependiente del Ministerio de Hacienda. Un ataque en toda regla de las administraciones central, autonómica y local contra la libre competencia, que tiene como causa, entre otras, la ausencia de un mecanismo estable y ambicioso de revisión de los precios de los contratos públicos, lo que ahuyenta a las empresas de esos contratos ante la incertidumbre generada por la espiral inflacionaria de los tres últimos años.
Así, las adjudicaciones de obras a empresas que acuden en solitario a las ofertas de las administraciones ascendieron el año 2023 a 1.213 millones de euros en 4.875 contratos. Una cantidad muy elevada comparada con el importe adjudicado a empresas que acudieron en solitario y sin competencia en el año 2019: 315 millones de euros, cuatro veces menos.
Esto restringe peligrosamente el número de empresas que compiten por un contrato en las administraciones públicas. La competencia se ha desplomado un 63% desde 2019, cuando acudían una media de 6,99 empresas a una licitación pública frente a las 4,3 empresas en la actualidad. Y todo eso tras duplicarse el volumen de licitaciones entre 2019 y 2023, hasta los 17.000 millones de euros destinados actualmente.
La patronal atribuye esta situación a la ausencia de un sistema de reequilibrio económico de los contratos públicos desde hace un año, cuando venció el Real Decreto-ley 3/2022 modificado hasta tres veces. Un año después de vencer el mecanismo de revisión excepcional de precios, la espiral inflacionaria y la falta de competencia ahuyentan a las empresas de las licitaciones públicas, que quedan desiertas, lo que da justificación a las administraciones para hacer encargos a medios propios, extrayendo esa actividad de la esfera privada y limitando la creación de riqueza y empleo, especialmente entre las pymes.
Además, cada vez se aprecia más claramente que las licitaciones desiertas motivan encargos a medios propios pero a precios muy superiores a los originales, suponiendo menos actividad empresarial y a un coste muy superior. Asimismo, recuerdan que estos encargos no generan tributación como una licitación ordinaria, por ejemplo en el IVA.
Si el Real Decreto-ley se reveló completamente insuficiente para compensar las pérdidas empresariales por las tensiones en los precios de los materiales básicos y la energía, a día de hoy el sector lleva un año sin ningún tipo de mecanismo que reequilibre las prestaciones de los contratos públicos. Una situación que amenaza a las empresas y al propio sector, que sufren importantes dificultades para pujar por contratos públicos sin comprometer sus balances de resultados y que cada vez tienen menos actividad por los encargos internos que hace la administración.
Más licitaciones desiertas Esta preocupante situación podría terminar agravando el número de licitaciones desiertas -que
CNC viene denunciando desde finales de 2021 - y el incremento descontrolado del uso de medios propios por parte de las AAPP para ejecutar contratos públicos: de 2021 a 2022, el número de encargos a medios propios creció un 77%, pasando de 1.888 a 3.346 encargos.
Además, si atendemos a los importes de esos encargos, vemos que si en 2021 las tres AAPP -central, autonómica y local- destinaron algo más de 589 millones de euros a la ejecución de contratos mediante empresas públicas, al año siguiente, en 2022 el importe se incrementó casi un 350%, hasta los 2.631 millones. Una cantidad que es 4,5 veces mayor que la de 2021 y una auténtica irresponsabilidad que elimina el principio de libre concurrencia y capacidad.
Recordemos que en 2018 apenas se publicaron encargos a medios propios por importe de 3 millones de euros. Desde entonces: 121,2 millones en 2019, 66,3 millones en 2020 y 589 millones en 2021. Los 2.631 millones de euros destinados en 2022 reflejan adjudicaciones arbitrarias y desproporcionadas con consecuencias nefastas para el tejido productivo y para la ciudadanía.
Según el presidente de la Construcción,
Pedro Fernández Alén , "la contratación pública en España está enferma por la amenaza que supone para la competencia empresarial el abuso de estas prácticas. Y esta situación resulta especialmente preocupante, ya que podría alejar compromisos ineludibles como la ejecución de los fondos europeos con los que lograr los objetivos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia".