El pasado 23 de octubre se celebró un nuevo Seminario de Gestión Ambiental, organizado por la fundación Gas Natural Fenosa, con la colaboración de la Xunta de Galicia. La jornada, que pretendía promover la certificación energética de los edificios ya construidos como motor de la rehabilitación, contó con distintas ponencias de profesionales del sector, entre los que se encontraba Jordi Bolea, responsable de Relaciones Institucionales de
Rockwool , multinacional danesa especializada en lana de roca.
Aunque los edificios de nueva construcción cuentan con unos estándares mínimos de eficiencia energética, que obliga el Código Técnico de la Edificación, se calcula que la mayoría de los edificios que habitaremos en el año 2050 ya están construidos, la mayoría de ellos con estándares poco acordes a las necesidades actuales y mucho menos a las necesidades futuras. Por ello, es necesario llevar a cabo una rehabilitación integral de todos ellos, con el fin de mejorar el rendimiento de la envolvente y contribuir al ahorro energético.
¿Cómo mejorar los resultados de la certificación energética? Tres ponencias fueron las encargadas de responder a esta misma pregunta, cada una basada en la experiencia profesional de los responsables que se centraron en tres aspectos distintos: por una parte, la envolvente; por otra, la mejora de los aparatos eléctricos; y, por último, la gestión del edificio.
La primera de ellas, centrada en la envolvente, estuvo a cargo de Jordi Bolea. Según el experto, lo ideal es utilizar un correcto aislamiento, no sólo para mantener la eficiencia energética en los hogares, sino también como sistema de acondicionamiento térmico y acústico, asegurando el confort en el interior de las viviendas, y de protección contra el fuego.
Tal y como él mismo afirma,
"el aislamiento permite reducir y optimizar los costes energéticos, consiguiendo una mejora del confort y un aumento del valor del patrimonio del edificio" .
Distintos estudios de
Rockwool demuestran que el aislamiento podría reducir la demanda energética en un 84%. Si a éste le sumamos la optimización del equipamiento de los edificios (por ejemplo con el uso de aparatos de bajo consumo y equipos generadores de energía), los valores se sitúan en torno al 90%. En algunos casos, además, sería viable plantear el uso de energías renovables con el fin de seguir minimizando los costes asociados a la producción de energía.