Novedad

Si pensamos en la estructura de un aula de principios de siglo XX y la comparamos con las aulas de hoy en día, ¿vemos alguna diferencia? La pizarra en una pared, todos los alumnos mirando hacia el frente y un profesor que de pie o sentado imparte una lección que los alumnos transcriben y asimilan.

Sin embargo, la sociedad está cambiando a pasos agigantados y la era digital está modificando el mundo, por esta razón los centros educativos deben adaptarse a las nuevas tendencias.

Según el informe del Ministerio de Educación y Ciencia "Datos Básicos del Sistema Universitario Español. Curso 2009/2010", el número de estudiantes universitarios en España ha aumentando en un 34,2% en los últimos 20 años. Esto ha generado una mayor competencia entre Universidades por lo que tienen que ofrecer un mayor valor añadido para poder retener a los mejores conferenciantes, profesores y alumnos.

Siguiendo con el estudio, observamos datos importantes desde el punto de vista sociológico. Durante el último curso se ha incrementado la presencia de extranjeros en nuestras universidades en un 15,8% y el número de estudiantes con más de 30 años se ha duplicado en los últimos 10 años. Estudiantes de diferentes culturas y edades presentan diferentes motivaciones, expectativas y formas de trabajar, podemos entonces hacernos una idea de lo importante que se vuelve gestionar las personas dentro de los centros educativos. Sirva como ejemplo la denominada generación de nativos digitales que ahora empieza a acceder a las universidades; tiene una forma diferente de asimilar la información; viven rodeados de tecnología y están acostumbrados a comunicarse por redes sociales, ver videos en youtube y buscar información en Google y esto les aporta una inmediatez de conocimientos que hace que sepan un poco de todo pero sin profundizar. Pero todos estos estudiantes de diferentes culturas y edades conviven en el mismo espacio y tienen que trabajar en equipo para lograr los objetivos pedagógicos establecidos.

Desde el punto de vista tecnológico, los cambios han sido todavía más bruscos; internet ha entrado en el entorno pedagógico llegando incluso a desplazar a libros y profesores, ya que ofrecer una acceso inmediato a la información y contacto con otros estudiantes a través de las redes sociales. Esto ha hecho posible encontrar de manera rápida los contenidos, modificando así los hábitos de enseñanza y aprendizaje.

Una investigación realizada por AF Steelcase en la Ludwig Maximilian University de Munich con 262 participantes demuestra que la disposición del aula y la forma en la que los estudiantes interactúan influye directamente en la facilidad con la que se generan las ideas y se toman las conclusiones correctas. Para llevar a cabo el estudio, se equipó el aula con mobiliario de Steelcase avanzado y ordenadores portátiles y se dejó a los alumnos y profesores que experimentaran con distintas disposiciones para observar cual era la que presentaba un mejor apoyo al trabajo en grupo. Como conclusión se pudo observar que la versatilidad del espacio durante la clase aumentó 5 veces la obtención de decisiones correctas por parte de los estudiantes y que el trabajo en posición de pie incrementó significativamente la creatividad y la obtención de soluciones, llegando a un 24% más de ideas generadas.

A todo esto podemos sumarle los cambios que se están produciendo debido a la reforma universitaria conocida como el Plan Bolonia. Este plan promueve la fragmentación de carreras ofreciendo mayores opciones y especializaciones; clases más pequeñas, ya que los grupos de trabajo son más reducidos y se potencian las tutorías; la creación de campus virtuales en apoyo a las clases presenciales; el incremento del trabajo en equipo y colaboración, reduciendo las clases magistrales y creando clases que combinan explicaciones del profesor con trabajos en grupo.

Con todo esto la enseñanza está demandando espacios que fomenten la participación de los estudiantes y aumenten el trabajo de colaboración, promoviendo así la creatividad. Esto da como resultado cambios importantes en todos los espacios de estudio, incluidas las aulas y salas de conferencias ya que tienen que apoyar estilos de enseñanza y aprendizaje más interactivos y participativos.

En definitiva, una clase tradicional se adapta difícilmente a las demandas del sistema educativo actual. Sin embargo el uso innovador del espacio puede aumentar la eficiencia conectando los estudiantes con la información, con las herramientas y con otros estudiantes o profesores, y puede crear sentimiento de comunidad, identidad o pertenencia. El diseño correcto de entornos de aprendizaje en escuelas, colegios y universidades puede hacer una considerable aportación a su éxito.

Para ello Steelcase ha creado diferentes soluciones para cuatro tipologías de espacios: grandes grupos (aulas, salas de informática y seminarios multipropósito), colaboración entre parejas o en pequeños grupos para compartir información y crear ideas en equipo (salas de trabajo en equipo con integración de tecnología, bibliotecas, salas de profesores y salas para investigadores), concentración individual (bibliotecas, salas de estudio y oficinas de administración) y zonas de colaboración informal (pasillos, cafeterías y zonas comunes que faciliten el encuentro, la comunicación y la colaboración entre los estudiantes).

En las grandes aulas la flexibilidad es clave para apoyar el aprendizaje interactivo y participativo. Las sillas con soporte para escritura son las más eficientes en cuanto al uso del espacio y permiten a los propios alumnos cambiar la configuración rápidamente.

Para grandes aulas con mesas y sillas, el mobiliario sobre ruedas que se puede plegar, apilar y almacenar sin dificultad ayuda a acelerar la reconfiguración de una sala.

Para fomentar la colaboración en parejas o pequeños grupos los entornos de aprendizaje deben reunir redes sociales y tecnologías de una manera efectiva optimizando los m² y proporcionando acceso instantáneo a la tecnología y a la información.

Los espacios de concentración deben asegurar la privacidad acústica y visual y proporcionar taquillas para guardar las pertenencias personales cerca de estas zonas.

No debemos olvidar las zonas de interacción informal (vestíbulos, jardines y pasillos) ya que se pueden convertir en perfectos lugares productivos que favorezcan la interacción espontánea siempre y cuando se integre la tecnología y se proporcione el ambiente apropiado para la distención.

El aula del futuro ya no es un prototipo lejano sino una realidad que se estaba demandando desde hace tiempo, y el Plan Bolonia ha sido el último empujón para que empezara a ser una realidad. Todo tipo de dispositivos electrónicos formarán parte del entorno de los estudiantes en los próximos cursos, haciendo desaparecer dispositivos tradicionales como libros, cuadernos y pizarras y esto afectará directamente a la estructura de las aulas y a la manera de interactuar de los estudiantes entre sí y con los profesores.