En la actualidad, Cataluña tiene censados más de 1.200 campos, con una superficie total de 6.822.742 metros cuadrados de espacio deportivo, del que el 92% se destina casi en exclusiva a la práctica del fútbol, el deporte rey de este territorio. Para dar una idea de la relevancia de estas cifras, podría decirse que cada catalán tiene una reserva de un metro cuadrado en estos terrenos de juego. Estos datos también evidencian la dificultad cada vez mayor que existe para ampliar, e incluso mantener, estos espacios en ámbitos urbanos consolidados, sobre todo, en medianas o grandes ciudades. Ante la necesidad de aumentar el nivel de utilización de un campo, la instalación de una superficie de césped artificial supone una gran oportunidad.
Por ello, no es de extrañar que en los últimos años el pavimento sintético haya experimentado un fuerte avance en esta comunidad. Un importante número de campos de tierra, que ha sido tradicionalmente la solución más extendida en el fútbol catalán -al igual que en todo el Estado español-, se ha transformado en artificiales. Según el último censo de equipamientos deportivos de Cataluña (CECC), más de un 12% de sus 1.200 campos (es decir, alrededor de 150) están realizados con este material. En los municipios con menos de 5.000 habitantes, esta proporción es inferior al 2% del total, mientras que en las poblaciones con más de 50.000 habitantes, ya se alcanza la cifra del 20% de las canchas. La estadística revela que todavía existe un alto margen de crecimiento en los lugares de más población donde la falta de suelo puede asegurar una rentabilización mayor de estas alfombras plásticas.
Esta fuerte vinculación con el fútbol explica la apuesta que el Consell Cátala de l'Esport (dependiente del Departamento de Vicepresidencia de la Generalitat de Cataluña) ha hecho por estar a la última en la aplicación de criterios de calidad en los campos que financia con este tipo de pavimento. Así, este organismo ha establecido en su última convocatoria de ayudas unas características técnicas y requerimientos que están en la vanguardia sobre acreditación de campos de césped artificial en Europa, ya que toman como referencia la norma más actual en esta materia establecida por el Comité Europeo de Normalización (CEN) a partir del resultado de la experiencia y del desarrollo tecnológico.
"En las obras subvencionadas por el Consell se exige que las empresas certifiquen que los pavimentos que instalan cumplen con esta norma, aportando el informe de los ensayos realizados por un laboratorio acreditado por AENOR. El cumplimiento de las normas europeas es el único criterio técnico válido para garantizar la idoneidad del pavimento" , destaca Mariano Bordas, responsable de la Sección Técnica del Servicio de Equipamientos Deportivos del CCA (Consell Cátala de l'Esport).
Para verificar que se cumplen las propiedades deportivas exigidas, una vez finaliza la instalación del césped artificial, un laboratorio cualificado de ensayos tiene que realizar un control de calidad para acreditar que el pavimento alcanza los criterios exigidos. Esta batería de pruebas se documenta por medio del correspondiente informe, emitido en fecha anterior a la recepción de la obra. La verificación se tiene que realizar sobre un mínimo de seis zonas distribuidas dentro de la zona de juego.
Entre los resultados que deben obtenerse en estas mediciones es fundamental garantizar una correcta amortiguación, ya que es la función protectora del pavimento en los saltos y la carrera, donde se encuentra una fuerte interacción con la superficie de juego. Los impactos de los pies producen una fuerza de reacción que se transmite al jugador en forma de vibraciones. Por ello, es preciso disminuir la respuesta del terreno para proteger la integridad de los deportistas. El CCA exige que el pavimento absorba (reducción de fuerza máxima) entre el 55% y el 70% de la fuerza del impacto. Aun así la deformación vertical del pavimento debe limitarse para garantizar la estabilidad del pie, no siendo superior a 9 milímetros.
Otro valor esencial es la resistencia a la torsión, una propiedad específica de los pavimentos deportivos que mide el esfuerzo que realizan los jugadores en los giros. Un exceso de resistencia puede ocasionar lesiones de rodilla. En este caso, la resistencia al giro requerida debe estar entre 25 y 50 Nm (Newtons/metro). De igual forma, es importante la interacción balón-pavimento, que define la técnica del juego y es la prueba más evidente para que los jugadores evalúen un campo. El control de los parámetros del bote y la rodadura del balón son fundamentales para asegurar unas condiciones de práctica parecidas en estos campos. Por ello, el bote vertical del balón tiene que estar comprendido entre 0,60 y 1 metro y la rodadura entre 4 y 12 metros, siempre según los parámetros del Consell establecidos a partir de las normas europeas de pavimentos deportivos. Estos valores dependen de manera significativa del mantenimiento del campo.
El CCA también contempla una serie de indicaciones sobre impacto en el medio ambiente. Así, el sistema de riego de un campo tiene que disponer de un depósito impermeabilizado situado preferentemente fuera del terreno de juego, con una capacidad útil no inferior a 25 m³ y captación de la red de agua potable. Otro requisito es que los materiales que componen el césped no pueden ser contaminantes. También se establecen criterios sobre otras muchas cuestiones como las cualidades del relleno de arena y caucho, la resistencia de las juntas del campo, el drenaje de agua (depende de la pluviometría del emplazamiento) o la planimetría de la base sobre la que se asienta el césped, que debe tener pendientes no superiores al 1%, que resulta prácticamente inapreciable para el juego. Además, los rectángulos de juego deben tener unas dimensiones mínimas, incluidos los márgenes, de 95x48 metros, o estar homologados por la Federación Catalana de Fútbol.
En definitiva, este eficiente programa de especificaciones y control de la calidad de las instalaciones tiene como objetivo ofrecer campos más seguros para los jugadores, con un menor riesgo de lesiones, así como garantizar que las prestaciones biomecánicas del pavimento se conserven durante el mayor tiempo posible. Con ello, Cataluña se pone a la cabeza en calidad e innovación en el desarrollo del césped artificial, cuya creciente penetración en el mundo del deporte es imparable en todo el mundo.
Por otra parte, el Consell Cátala de l'Esport recuerda en su documentación de trabajo que las condiciones de un campo de césped artificial no dependen exclusivamente de las características delos materiales que lo componen, sino que también resultan determinantes las condiciones del montaje y del estado de mantenimiento. Es por este motivo que numerosos expertos del sector opinan que es preferible confiar los proyectos a empresas que cubran todo el ciclo del producto sintético, desde la fabricación y comercialización hasta su instalación y mantenimiento.
El ejemplo de L'Hospitalet Y si hay una población en Cataluña que ha apostado claramente por el césped artificial esa es L'Hospitalet de Llobregat, donde la empresa
Poligras Ibérica ha instalado sus fibras sintéticas de última generación en un total de nueve campos municipales, ejecutando las obras en un tiempo récord. Pero lo importante no es sólo el número. El Ayuntamiento de esta ciudad barcelonesa se ha preocupado también de que las condiciones de los terrenos de juego sean las más idóneas, estableciendo una serie de requisitos en la misma línea que el Consell Cátala de l'Esport. Para dar respuesta a esta petición,
Poligras ha chequeado el estado de los campos con la herramienta denominada Triple A (Advanced Artificial Athlete), una máquina propiedad de la empresa que realiza mediciones sobre tres de los parámetros más valorados en la interacción del jugador con la superficie (amortiguación, resistencia y deformación). Los resultados recopilados han sido muy satisfactorios en todos los casos.
L'Hospitalet goza de una dinámica actividad deportiva, con unos 7.000 participantes en juegos escolares y 10.000 fichas federadas, cifras que con toda seguridad seguirán creciendo gracias al esfuerzo de la Administración local por la modernización de las instalaciones deportivas y el control de calidad de las mismas.
"La satisfacción de los clubes con el césped artificial es máxima" , apunta el teniente alcalde de Deportes, Antonio Bermudo.
"Los campos han quedado espléndidos" , concluye la alcaldesa de L'Hospitalet, Nuria Marín.